Inicialmente forma una capa de color blanquecino, que adquiere un acabado negro-azulado al reaccionar con el óxido, fijándolo a la superficie e inhibiendo su posterior oxidación. De este modo, forma una barrera protectora contra futuros problemas de oxidación y corrosión el propio óxido metálico de la superficie, esto es lo que se denomina: Pasivado del metal. Evita los trabajos previos de cepillado o lijado para eliminar el óxido.