¿Has oído hablar de la contaminación férrica?
En las carrocerías, pinturas y llantas de los vehículos se acumula la suciedad “visible” que conseguimos eliminar tras someterlo a un lavado manual o automático.
Pero además de esa suciedad habitual, también hay otra suciedad “invisible” y por ello más peligrosa. Esta contaminación es la provocada por las partículas férricas.
¿De dónde proceden esas partículas?
Mayormente son procedente de los frenos de disco de nuestro propio vehículo y del resto también.
Cuando frenamos esas partículas diminutas se adhieren a las llantas y a la pintura de nuestro coche, furgoneta, camión…
¿Por qué hay que eliminar esa suciedad?
Porque esas partículas deterioran la pintura, afectan al brillo de llantas y carrocerías, pudiendo incluso provocar óxido y ahí es cuando se hacen visibles los daños causados por la contaminación férrica acumulada.
Esto puede suponer un gasto inesperado ya que el óxido requiere de mano de obra cualificada para reparar la superficie.
Por ello se aconseja realizar un tratamiento de descontaminación férrica cada cierto tiempo para proteger y prevenir problemas de chapa y pintura.
Los productos descontaminantes férricos, al entrar en contacto con esas partículas de ferodo, actúan cambiando de color, eliminándolas.
Si precisas más información, consúltanos!